jueves, 2 de septiembre de 2010

Juan Eduardo Cirlot (1916 - 1973) - No debes olvidarme

Bronwyn, I (fragmentos)

(...)
Bajó el cielo a la tierra
y no era transparencia, era distancia.

Era un cristal de acero separado
lo unido.

Se perdieron las olas de los ojos
las flores de una cima donde un cuerpo
era sólo.

El cielo exterminó las claridades
humanas.
De su luz emanaba un absoluto
desasirse de todo lo tangible.

La pérdida nació como una piedra
negra.

***

Se acercan las doradas procesiones
que grabarán mi cuerpo en una losa.

Déjame contemplarte todavía,
mientras mis ojos cambian de función
conviriéndose en música azulada.

Bronwyn, el horizonte es una casa:
(la imagen incendiada de una casa).

***


(...)
La tumba es de carbón azul, la tumba
es como un cuerpo sonrosado y vivo.

Hic jacet.

Una espada sin nombre está parada
ante la puerta blanca del invierno.

***

Mensajera del más allá, tú vienes
con forma de mujer, pero el abismo
se cierne junto a ti tan dulcemente.

Bronwyn,
constelaciones pálidas esperan
en medio de otros cielos con tu luz.

***

Bronwyn, mi corazón,
si nunca has existido eres posible
porque la realidad es muerte viva.

Bronwyn, mi corazón,
tócame con tu nada y con tu nunca.
(...)


Fuente:
Casado, Miguel; La poesía como pensamiento, Huerga y Fierro Editores, 2003, España.
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