lunes, 5 de julio de 2010

María Torres Frías (1877-1954)

Decidle que más temo que a la muerte,
la noche eterna y muda del olvido...

María Torres Frías.


No es una remilgada señorita poetisa moderna. Tampoco asume un tema harto sabido de poder vendedor al crear.
María Torres Frías es una de las mejores representantes de los últimos vilos románticos que surcaron Argentina. Salteña de nacimiento, comenzó su travesía literaria con apenas 16 años: tres de sus cuadernos personales documentan su escritura, además de un innumerable archivo personal que ella misma se encargó de confeccionar con recortes de periódicos, revistas, traducciones y correspondencia (todos fechados con inigualable certeza) de reconocidos colegas que le hacían llegar sus salutaciones, al conocer la rica producción de Frías.
Siempre maravillada con el movimiento romántico literario, su obra girará en torno a esta estética.
Así, el amor, el abandono, la pena, paisajes de ensueño de su Salta natal, la repentina muerte de su madre siendo esta muy joven, serán los tópicos tratados tanto para su prosa como para los poemas.
Debemos mencionar, además que esta autora es una de las pioneras en ser publicadas en Argentina, no por gracia ajena al evidenciar su vasto repertorio, sino por esfuerzo propio. María será quien escriba, será quien compagine el trabajo también, y además, la que promueva la edición de ejemplares para todo aquel lector providencial.
Como lo mencionara Íride Ma. Rossi de Fiori, María Torres Frías siembra la base de modelo femenino literario pujante; ella no sólo está adentrándose en un mundo en exclusiva masculino al emular la pluma de Bécquer o Novalis, sino que el camino cercado que enfentra sólo conoce precedentes de publicación en las grandes urbes.
Ya en el prólogo a su primer libro, José M. Quevedo enuncia una frase que resume la historia personal de esta escritora: "Publicar libros hoy es una heroicidad". Mujer, intelectual, sola, a fines del siglo XIX y en una provincia del interior como Salta, tan alejada de la efervescencia cultural de Buenos Aires, publicar sus libros fue más que un acto heroico, fue un gesto de avanzada.
 Mantuvo su estilo romántico hasta el final declive de su obra. Aunque conoció y se relacionó ampliamente con el innovador Modernismo naciente de entonces, su producción pareció recubrirse de una estela cobertora y pernoctar sobre los pilares del movimiento alemán y sus intenciones claves: libertad, conciencia de sí mismo como ente creador inapelable y la prioridad de la Belleza que únicamente pueden perfilar los sentimientos.


Produjo textos en prosa y verso
- Violetas (1899)
- Hojas de rosa (1902)
- Oro y nieve (1906)
- Camino del ensueño (1923)
- Fosforescencias (1930)
- Aurora Boreal (1934)
- Ritmo sonoro (1941)
- Hontanar (1941)


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Fuente:
Torres Frías, María; Oro y nieve, por Íride MAría Rossi de Fiori, Ed. Biblioteca de Textos Universitarios, 2003. Salta.
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