martes, 14 de septiembre de 2010

Literatura mental - Oliver Sacks

No había tenido antes la posibilidad de conocer la obra de Sacks. Y debo admitir, a esta instancia, que me causó algunas sorpresas agradables. En primer lugar por hacerme descubrir un vasto mundo a lo largo de parte de su obra, espacios que muchas veces postergamos o rehuímos debido a la maledicencia que sobrevuela a las enfermedades mentales. Y en segundo término, el tratamiento literario que utiliza, documentando los pormenores de sus experiencias con pacientes.
Descubro, además, que él mismo se dispone como herramienta de ensayo, hecho que me parece muy noble, ya que, si soy realista, desconfío sobremanera de científicos, investigadores y todo individuo vinculado a las ciencias que obtenga resultados finales, sin haber atestiguado sobre sí mismo la validez de sus conjeturas. Tal vez me haga partidaria de las palabras de Poncela: "La medicina es el arte de acompañar al sepulcro con palabras griegas", detalle que engloba mi idiosincrasia y que a este propósito, omitiré.
Los testimonios que presenta Oliver Sacks en su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, resultan de lo más cautivadores. Sin un morbo fatídico, expreso el valioso aporte que suma a la historia de la literatura un registro transparente, adosado al análisis minucioso de cada caso, que hace inferir en las causas que se evidencian cuando las zonas temibles de nuestra psiquis rompen sus retenes, mostrando a la luz una carencia permanente de lo que la sociedad llama coherencia lógica. También es notable el compromiso humano que asume el especialista, inclusive luego de la muerte de algunos pacientes, con sus familiares.
En suma, este renombrado neurólogo inglés ensambla las cualidades de la narración con la exploración médica. Logra así apuntes meritorios, que ratificamos, luego de concluir la lectura de sus líneas, retrotrayéndonos nuevamente hasta el prefacio:
"El yo esencial del paciente es muy importante en los campos superiores de la neurología, y en psicología; está implicada aquí esencialmente la personalidad del enfermo, y no pueden desmembrarse el estudio de la enfermedad y el de la identidad. Esos trastornos, y su descripción y estudio, constituyen, sin duda, una disciplina nueva, a la que podríamos llamar «neurología de la identidad», pues aborda los fundamentos nerviosos del yo, el viejo problema de mente y cerebro. Quizás haya de haber, inevitablemente, un abismo, un abismo categorial, entre lo físico y lo psíquico; pero los estudios y los relatos, al pertenecer inseparablemente a ambos (y son éstos los que me fascinan en especial, y los que presento aquí, en realidad), sirven precisamente para salvar ese abismo, para llevarnos hasta la intersección misma de mecanismo y vida, a la relación entre los procesos fisiológicos y la biografía".

Qué mejor prueba que las voz de quien actúa.



(pueden habilitarse los subtítulos en este video)
Gabrielle Angoisser 
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Una respuesta a este post

  • Nala dijo:

    Gracias por comentar. Sigo por aquí, no sé si mejor pero ahí voy.... da gusto no sentirse tan solita.

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