domingo, 28 de junio de 2009

Capricho - Paul Verlaine

Oh poeta, falso pobre y falso rico, hombre verdadero,
hasta en el interior rico y pobre no verdadero,
(entonces, ¿cómo quieres que se esté seguro de tu corazón?)
alternativamente chulo juncal y señor suntuoso,
del verde claro lleno de “espera” al negro pesaroso,
tu traje tiene siempre algún detalle divertido.

Un botón falta. Un hilo sale. ¿De dónde vino
esta mancha, ay, mal venida o bienvenida?
¿Quién ríe y llora sobre el cheviot de la tela?
Nudo anudado bien y mal, zapato luciente y opaco,
en resumen, un tipo para ahorcarse en la Vieille-Lanterne
o como para caminar, alegre frase, la noche entera.

Pícaro, pero no cualquiera, el hombre verdadero, el único verdadero
poeta, vete, si tu lenguaje no es verdadero,
tú lo eres, y tu lenguaje lo es. Tanto peor para aquellos
que no hayan amado, locos como tantos cientos,
la luna para calentar a los sin mujeres ni techos,
la muerte, ah, para mecer los corazones sin suerte,
pobre corazones mal caídos, demasiado buenos y muy orgullosos, cierto

porque la ironía estalla en los labios bellos, cierto,
de vuestras heridas, corazones más heridos que un blanco,
pequeños sagrados corazones de Jesús más lamentables,
vete, poeta, el único de los hombres verdaderos,
muere salvado, y muere de hombre lo menos posible.

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Verlaine, Paul; Obra poética completa. Edición bilingüe. Tomo I y II, Ed. Río Nuevo, 1960.
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