Señor, ¿lo he dejado a usted sin carta? Vivo escribiéndola; voy y vengo, falto, quedo, llego, por carta; y carezco de ausencia en toda casa o local donde llegó carta mía. Además, me ocupo desde dos años sistemáticamente en intentar la total sustitución de la Cíclica (fisiología) por la Circunstancio, es decir, no creo, sin muchas restricciones, en la frecuente clasificación de cíclicas para las variantes de nuestro estado de bienestar o malestar fisiológico; hay escasas determinaciones cíclicas, pero en la inmensa mayoría de nuestros estados fisiológicos, euforias, depresiones, siempre descubre la atención circunstancias actuales provo¬cantes. Lo cíclico con lo circunstancial están en la misma proporción que la reaparición espontánea y la reaparición excitada de las ideaciones: el 90% de los hechos de recordación son provocados por circunstancias actuales; nos olvidaríamos de todas las pequeñas menudencias cotidianas que nos hemos propuesto hacer un minuto antes, si todo en torno de nosotros no estuviera poblado de cosas y hechos recordantes. Llamo a esto Circunstancio, o Circunstancie, palabra que invento aprovechando la genial Lección de Xul Solar, el hombre que no deja hablar mal a los idiomas, a los cuales no les restará más defecto que el de "Hablar siempre" (Xul no hubiera de morir; no es reemplazable ni repetible; es el más grácil ¡Buenos Días!, el llegado más leve, el ido que más retuviéra¬mos, la persona-carácter que menos nos necesita y a muchos nos falta varias veces al día. Sus cortas y nunca complicantes visitas hacen pensar en el que va del pozo al jardín con regadera chica que debe continuada¬mente volverse a cargarla, y nos deja tocados de un poquito de agua¬ regateada.
Aunque nosotros tengamos en cambio el apaleable carácter de las pipas que no quieren arder, para él es lo mismo. Su alma plaudente da un asomón a nuestra existencia domicilial; nos ve y se dice: "Ahí está Ud. siempre rabiando; ¡qué bien!", aplaude y se va contento de que no hayamos cambiado de defecto. Esto es lo que le gusta.)
No basta que algo no se entienda para que tenga mucho sentido, pero lo muy claro es muy sospechoso: casi todo lo que no dijo nada se redactó perfecto. Aceptad que para pensar y escribir lo interesante y hondo, descuide no poco la exposición. Xul Solar es un valor y un encanto en todo momento. Y saldréis ganando con que yo use (aunque bajo defecto de digresión) una "digresión Xul Solar", o una "digresión Cíclica¬ Circunstancie". Cuando molesto vuestra lectura es justamente cuando os estoy diciendo o voy a decir lo mejor de mis hallazgos.
Yo tengo método para mucho, hasta para olvidar ordenadamente mi paraguas, o el cigarrillo que dejé encendido por ahí; me abstengo de olvidarlos como no sea en una localización elegida para ellos. Pero ser metódico cuando un tema expositivo me ha costado mucho pensarlo y me entusiasma poseerlo y exponerlo, es mucho para mí, debido a que estoy impaciente de estampar pronto los asertos netos, dejando su desarrollo para un momento ulterior. En cambio, si se me perdona desorden en la temática, concentraré mi esfuerzo en seleccionar una que valga la pena de lectura intrincada.
En suma que lo hasta aquí escrito y que hoy no se alargará más es un espécimen y alegato pro-literatura enseguida que reúne tres particularida¬des: temática de calidad, pereza de escribir y lector lánguido. Un argumento más: yo he observado, y me parece que hay ley psicológica en ello, que una melodía entre oída mientras se conversa o se come, y los personajes de novela que el autor los da sólo entrevistos dispersa y escasamente, son mejor gustados y aun retenidos en la memoria. Asi, Xul Solar y el par Cíclica-Circunstancie dudo que los olvidéis; los retendréis gustosamente, y el tema Xul Solar con una viva connotación grata, os aseguro que lo merece.
Yo soy una carrera literaria que florecía cuando el año pasado conocí para mi gran delicia pero con definitivo daño de mis progresos artísticos al más encantador, al más sedante de los ingenios de las radios de Buenos Aires: a Jesús Memoria, el poseedor de la más entonada y tranquila manera de olvidarse de lo que iba a decir y que al pasársele el "trance" de olvido retoma imperturbable el hilo de tema pero con tema de otro hilo. La perfecta congruencia del tono con que prosigue lo que no es continuación domina totalmente la impresión que pudiera hacer la discontinuidad temática. Está muy cerca, si no del todo cerca, de hacer la demostración de que 1á temática aceptiva, virtualidad exclusiva de la artística verbal, se hace enteramente insignificante cuando la entonación fonética es grande, perfecta. La prueba es que nosotros reímos intensa¬mente cuando oímos por radio la risa de un público jubiloso aunque no hemos percibido lo que dijo o hizo el actor.
Así fue como caí en el orden disperso redactorial, en la constante de digresión.
jueves, 19 de abril de 2012
Macedonio Fernández - Espécimen de continuaciones en literatura "inseguida"
Publicado por
Ebriga Black
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